Situado en el número 23 de la bilbaína Alameda de Mazarredo la sede del
Athletic Club es uno de los emblemas de la capital vizcaína, al igual
que su estadio de San Mamés. El palacete fue construido por el
arquitecto Gregorio Ibarretxe inspirándose en los palacios clasicistas
del primer barroco, fusionando dicho arte con el estilo neovasco de
finales del Siglo XIX.
El palacio de Ibaigane fue la residencia de la familia De la Sota, hasta
que al concluir la Guerra Civil fue incautado y reconvertido en un
cuartel militar por el gobierno del dictador Francisco Franco,
perteneciente al gobierno militar de Bizkaia. Varias décadas después,
tras reinstaurarse la democracia, el edificio y la finca adyacente
fueron restituidos a sus legítimos propietarios, concretamente en 1979.
Años más tarde, en 1986, el Athletic Club, tras la venta de Andoni
Zubizarreta al FC Barcelona, llegó a un acuerdo económico con los dueños
del palacete, para que a partir de aquel momento pasara a ser la sede
oficial del club rojiblanco, que es como lo conocemos a día de hoy.
LEON https://www.pinterest.es/pin/420875527648502745/
En el corazón del Athletic Club Museoa, junto a la colección permanente, se exhibe un león disecado que el expresidente del Deportivo Alavés, Juan Arregi, regaló en 1984 a su entonces homólogo en el Athletic Club, Pedro Aurtenetxe, con motivo de una vieja apuesta entre ambos.
Al parecer, Arregi, quien presidió la entidad babazorra en tres periodos distintos divididos en un intervalo de 40 años (1958/59, 1974/75- 1975/76, 1989/90-1997/98) mantenía muy buena relación con los dirigentes rojiblancos. Debido a su afición a la caza, guardaba en su hogar varias piezas mayores entre las que figuraban leones disecados. En alguna ocasión había bromeado por el hecho de que al Athletic Club le faltara un león de verdad que, expuesto en algún lugar destacado, representara la garra asociada a su juego y simbolizara el sobrenombre de los futbolistas rojiblancos. Cuando el Athletic ganó la Liga en la temporada 1982/83, Arregi felicitó a Aurtenetxe, aunque añadió la chanza de que el campeonato se había conquistado de casualidad y que resultaba imposible que sucediera de nuevo. Arregi apostó a que el Athletic no ganaría otro título y se comprometió a regalar un león a los bilbaínos si lo lograban. La temporada siguiente los leones conquistaron el doblete, Liga y Copa, y Arregi, como buen vasco, cumplió su palabra.
La afición nunca le faltó al Athleti, tiene seguidores por todo el mundo, solamente por su forma de llevar un Club el cual pertenece a los socios y su politica de fichajes unica en el mundo.